miércoles, 22 de enero de 2014

Los trabajos de Fueled by Fire hay que analizarlos bajo el prisma de “lo viejo con sonido a nuevo”, pues todo lo que hacen estos oriundos de California está relacionado con la vieja escuela, con esos sonidos de fines de la primera mitad de los 80’s, cuando el mundo se empezaba a rendir a los pies de Metallica y Slayer. En esa perspectiva, lo de esta banda puede ser una fórmula exitosa y consecuente, pero a la vez debe lidiar con la monotonía y lo limítrofe que puede llegar a ser moverse entre ideas tan trabajadas en el pasado.





Ese riesgo de trabajar con un arma de doble filo es lo que representa su última placa, “Trapped In Perdition”. De hecho, están tan claras las temáticas que una banda de Thrash Metal -basada en la vieja y más arraigada escuela del género- pueda emplear, que ni siquiera son importantes de abordar. La novedad tampoco está en la ejecución, porque son cortes propios del Thrash: largas introducciones, versos furiosos, el duelo entre la velocidad y los riffs cabalgantes seguidos de un solo de guitarra virtuoso que anuncia la coda de la canción. Está implícito de que así (y sólo así) debe ser.

Es por esto que el valor de este último disco de Fueled by Fire -así también como en el primero, “Spread The Fire”- está en la valentía de renovar sus fuerzas y vibrar con lo clásico, acabado con mayor detalle gracias a las nuevas tecnologías, pero que en su esencia es lo que todas las bandas de Speed/Thrash de los 80’s pretendían lograr. Con eso me refiero a grandes exponentes como Overkill, Exodus, Vio-lence, Dark Angel y otros.

Ahora bien, de principio a fin, el disco es velocidad. Sin respiro, sin caídas de intensidad, sólo ráfagas de riffs incesantes y solos de guitarra filosos, muy al estilo de Slayer. El trabajo de Rick Rangel en la voz se vuelve con cada disco aún más prolijo, mientras que la guitarra de Chris Monroy acapara la atención en varias oportunidades con un tecnicismo digno de aplausos. Hay espacio para todos, y esto es gracias a la corrección que las bandas nuevas de Thrash están realizando en contraste con sus antecesores, dándole un merecido protagonismo al bajo. Bien sabe de esto Anthony Vasquez, que aprovecha esta segunda oportunidad que le dio el género al instrumento.

La gran mayoría de los cortes de este disco son piezas enérgicas, rápidas y muy entretenidas. No son de grandes ni complejas composiciones, pero sí bastante pulcras y bien logradas. ‘Catastrophe’, ‘Forsaken Deity’, ‘Profane Path’ y ‘Defaced Mortality’ están excelentemente posicionadas a modo de bienvenida para lo que viene después.

‘Symbolic Slaying’ y ‘Obliteration’ ni siquiera dejan vislumbrar que son las últimas canciones, porque el contenido te mantiene arriba todo el rato. La pista te la da ‘Abeyant Future’, el outro de la grabación, que además cumple con esta especie de tradición (más cliché que nada a estas alturas) traducida en un tema instrumental.

Repito, el potencial de Fueled by Fire no está en su innovación, así que no hay nada que buscar ni indagar ahí. La gracia de este disco es que nos regresa a las raíces metaleras más profundas de esta generación, esa que creció viendo como inalcanzables a Metallica, Megadeth, Kreator y Sepultura. Bien podríamos estar frente a una banda que podría ser de culto para las futuros headbangers, eso sí, si se atreven un poco más. La zona de seguridad los puede secar.

  • Hecho por: Unknown
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