Clockwork Angels Tour
El fan de Rush no se pregunta por qué aparece un enésimo concierto filmado de la última gira, como si sentirse hastiado de tanto directo fuera una posibilidad, para una legión reconocida por sus obsesiones. Se cuestionan otras cosas, detalles absurdos, dudas de cofradía. Los mismos técnicos lo relatan en el documental de la gira incluido en esta edición en blu-ray y dvd: el fanático, por ejemplo, sabe qué guitarras ocupa Alex Lifeson dependiendo la canción. Muy conscientes del carácter de su público, a estas alturas el trío simplemente regalonea a su gente. Si dependiera de los seguidores, tendrían discos en vivo de cada tour.
La gira de “Clockwork Angels” (2012), uno de los títulos más sólidos de su carrera, justifica mejor la edición que “Snakes & Arrows Live” (2008) y “Time Machine 2011 Live in Cleveland”. La presencia del ensamble de cuerdas para reproducir los arreglos sinfónicos de la placa, resalta el sentido de magnificencia propio de la música del trío. A diferencia de otros maridajes entre rock y grupos de cámara donde la combinación queda forzada, acá hay diálogo y química entre las partes.
El primer segmento de un set cercano a las tres horas muestra a Geddy Lee, Alex Lifeson y Neil Peart buceando en los ochenta, su década controvertida, donde muchos fans pegados a sus días de metal progresivo, decodificaron como una traición el uso y abuso de sintetizadores. La solución desde la guitarra supera los vacíos reforzando el sonido, con un acabado mucho más macizo y cálido que las texturas originales, o mediante nuevos arreglos y solos. En ‘The Body Electric’, Lifeson hilvana actitud y volumen que destacan la perfecta cruza entre heavy metal y new wave del tema. En ‘Force Ten’, de un disco paradigmático de su rol aplastado por teclados como es ‘Hold Your Fire’ (1987), se lanza con una improvisación arrolladora y se roba el corte por un rato. A su vez Peart dividió inteligentemente el solo en tres segmentos y su rendimiento continúa fenomenal.
Caso aparte Geddy Lee. Sigue inapelable en el bajo mientras su voz todavía genera divergencias. Ya no son los agudos –el chillido de los setenta perdido hace rato-, sino la manera de encarar el canto. Desde la gira de los treinta años en 2004 su técnica varió, consciente del paso del tiempo pero también a la búsqueda de una manera de angular su interpretación con más cuerpo. En ese sentido, es un mejor vocalista que antes, de mayores recursos y dominios, lucidos particularmente en la interpretación del nuevo material. Lo que perdió en agresividad lo compensó en melodía.
La segunda parte, donde “Clockwork Angels” se rinde casi por completo, comprueba por qué Rush juega solo. Ningún artista contemporáneo ni de una generación inmediatamente posterior –un caso: Van Halen- confía tanto en su presente musical. En esas canciones y su interpretación a fondo, es donde el grupo no da señales de deterioro. Al contrario. En muchos sentidos los canadienses parecen una banda con la mitad de su edad y esa energía domina este lanzamiento.
Una lástima que el público de Dallas sea más bien aburrido, incapaz de reflejar todo lo que sucede en el escenario. Entre interpretaciones virtuosas y un despliegue visual generoso de animaciones, pequeños filmes de dudoso humor canadiense, pirotecnia y toneladas de luces, es la más vistosa de sus giras en esos aspectos. En la generosa lista de títulos en directo de Lee, Lifeson y Peart, “Clockwork Angels Tour” puede reclamar espacio entre “Exit… Stage Left” (1981) y “Rush in Rio” (2002). Así de prendida está la banda de culto más grande de la Tierra.
Fuentes
Rockaxis
Marcelo Contreras
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*DVD Review
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